Tratamiento

En España, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) es la agencia estatal (adscrita al Ministerio de Sanidad) responsable de la evaluación y autorización de medicamentos.

Es importante que la persona con Esclerosis Múltiple participe en las decisiones relacionadas con su tratamiento. La toma de decisiones centrada en la persona (sus deseos y necesidades) mejora la adherencia al tratamiento.

Recuerde que:

  • Un conocimiento adecuado sobre las opciones de tratamiento capacita a la persona con EM a la hora de participar en la toma de decisiones relacionadas con su salud.

  • Como con cualquier medicación, es importante que las mujeres embarazadas -o que deseen estarlo- consulten con su especialista acerca del uso de cualquier fármaco.

  • Un/a neurólogo/a experto en EM puede ayudar al paciente a elegir tanto el momento adecuado para iniciar el tratamiento como la opción más adecuada en su caso concreto.

Tratamientos modificadores de la EM

No hay cura para la Esclerosis Múltiple. Desde que en el año 1995 se autorizara en Europa el primer tratamiento en Esclerosis Múltiple, han surgido nuevas terapias farmacológicas para modificar el curso de la enfermedad.

Estos tratamientos modificadores no curan la EM ni alivian los síntomas (de hecho, puede ser que los efectos de dichos fármacos en la enfermedad no se vean inmediatamente), sin embargo, pueden modificar su curso y reducir la cantidad de brotes y lesiones en la Resonancia Magnética cerebral, y retrasar el incremento de la discapacidad.

La decisión de comenzar con un tratamiento modificador de la enfermedad es personal y se debe individualizar en cada caso. Además, un tratamiento que funciona en una persona puede no funcionar para otra.

Los y las especialistas en Esclerosis Múltiple, basados en la información obtenida a través de los estudios clínicos originales y otros datos obtenidos posteriormente, afirman que iniciar el tratamiento de manera temprana está asociado a una mejor evolución.

Si se plantea comenzar a administrarse un tratamiento modificador de la enfermedad, es importante tener en cuenta:

  • Los beneficios/riesgos para cada persona con EM

  • Las características de la EM en cada caso (tipo de EM, brotes y su repercusión, etc.)

  • Los efectos secundarios que pueden aparecer

  • El modo y frecuencia de la administración y monitorización

  • El impacto en la vida cotidiana: el impacto emocional que puede suponer para la persona el hecho de iniciar una terapia farmacológica de larga duración, el impacto en el estilo de vida, las preferencias personales…


Tratamiento de brotes

Un empeoramiento, aparición de nuevos síntomas, o reaparición de síntomas que se han experimentado en el pasado, con una duración que puede ir desde las 24 horas a varios días o semanas, puede indicar la presencia de un brote, recaída o exacerbación de la EM (más información en enlace a brotes). Un brote está acompañado generalmente por inflamación o desmielinización en el sistema nervioso central (SNC), ya sea en nuevos o viejos lugares.

En caso de que el ataque sea leve y breve, el o la especialista puede considerar que no requiere tratamiento.

Si los síntomas son severos o continúan empeorando, el profesional de referencia en neurología puede prescribir un tratamiento a base de corticoides para:

  • Reducir la inflamación que causa la desmielinización

  • Acortar la duración del brote

  • Acelerar la recuperación de una recaída

Los corticoides se pueden administrar por vía intravenosa u oral. Son medicamentos potentes que tienen efectos secundarios, y por eso se suelen indicar por períodos lo más cortos posibles. Para la recuperación tras los brotes podría ser precisa la ayuda de la rehabilitación en muchos casos.

No hay pruebas suficientes de que el tratamiento con corticoides a largo plazo retrase la progresión de la discapacidad en personas con EM.

Tratamiento de los síntomas

Las personas con EM pueden experimentar un amplio abanico de síntomas causados ​​por daños en su sistema nervioso central, que varían de acuerdo al lugar donde se produzca este daño (lesión/placa/desmielinización).

Esos síntomas pueden ocurrir en cualquier momento en el curso de la enfermedad. Pero no todas las personas experimentan los mismos síntomas ni lo hacen con la misma intensidad.

Los síntomas más comunes en la EM incluyen la fatiga, los problemas de visión (neuritis óptica), las dificultades de movilidad, rigidez o espasticidad, cambios sensoriales (adormecimientos, hormigueos o dolor), problemas de la vejiga e intestino, cambios en la función sexual, y cambios cognitivos.

Los/as especialistas deben trabajar en estrecha colaboración con cada persona con EM para encontrar los tratamientos adecuados para los síntomas de esa persona. También deben considerarse otras técnicas de manejo de síntomas, como la rehabilitación (física y cognitiva), la conservación de energía y el ejercicio físico, etc.

Anota todos tus síntomas cuando prepares la consulta y comparte esta información con tu neurólogo/a para su tratamiento adecuado.

Tratamiento rehabilitador

Cada vez hay más estudios que recogen los beneficios de la rehabilitación.

Los estudios cualitativos ponen en valor las experiencias individuales de la rehabilitación, ya que gran parte de la rehabilitación se basa en el contacto cara a cara o físico. Además, los avances con respecto a la comprensión de la base neurofisiológica de la rehabilitación neurológica en EM evidencian la importancia de la rehabilitación en relación a la plasticidad cerebral, es decir, la capacidad de las estructuras cerebrales para adaptarse a nuevas situaciones y crear nuevas redes que pueden ayudar a minimizar las consecuencias de los daños estructurales y funcionales.

En su informe Mundial sobre Discapacidad, la OMS recoge: “La rehabilitación es una buena inversión porque genera capacidad humana”.